Me
detuve a unos milímetros de la piel de mi Señora.
Mis labios rozando su tez blanca y pura.
No
podía más.
Cerré los ojos y hundí mis colmillos despacio...
Muy despacio sobre aquella piel,
suave que se desgarró sin que sintiera el más mínimo dolor.
No quería
hacerla daño a mi Señora.
Pero Su sangre corrió por mi cuerpo más dulce que la vida
misma.
La habría desangrado, sumergido en aquel éxtasis de calor, sabor y
excitación; pero no quería que muriese, era demasiado inocente para
cargar con ese dolor.....................
Esta vez
El sentimiento
es mas fuerte
que el deseo.
††††††
ππ†∂
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